dijous, 10 de juliol del 2014

Bioelectricidad. Las cargas electrostáticas y la salud


BIOELECTRICIDAD: LAS CARGAS ELECTROSTÁTICAS MEDIAMBIENTALES Y LA SALUD
Dr. José Oriol Valls Planells
(Conferencia Reglamentaria de la inauguración  curso del año 2013 de la Reial Acadèmia de Farmàcia de Catalunya)

Introducción

Hay una estrecha relación entre la electricidad y la vida. El funcionamiento del cuerpo humano, de los animales e incluso de las plantas, está condicionado a la actividad eléctrica, lo que ha dado lugar a una ciencia que se denomina “bioelectricidad”.

Desde la antigüedad se han realizado experimentos que demuestran esta relación entre la electricidad y la vida:

-          El primer experimento conocido se debe al abad Nollet quien en 1748 observó que las descargas eléctricas favorecían el desarrollo de las plantas

-   El año 1775, en Torino, el pare Gianbattista Baccaria escribió “Parece claro que la naturaleza hace un amplio uso de la electricidad atmosférica para favorecer la vegetación y que, además, esta electricidad predomina cuando el tiempo está sereno y que, ciertamente, contribuye a impulsar la vegetación”

-   En 1901, en Alemania, Aschkinass y Caspari, desarrollaron la ionización para mejorar el estado de salud de la gente.

-   También en Alemania, el año 1910 el Prof. Stefens, utilizó los iones negativos para tratar ciertas patologías.

Hoy un gran número de Universidades e Institutos de investigación han iniciado el estudio científico y sistemático de la electricidad atmosférica como uno de los factores relevantes de los procesos vitales de los seres humanos. Muchos centros de los EUA como la NASA, la US Air Force, el Atomic Energie Commander, o el United States Public Health Service, tienen grupos de investigación trabajando en este tema. A parte, también hay grupos que trabajan en Rusia, Alemania, Bélgica, Italia, Polonia, Rumanía, Dinamarca, Argentina, etc.     

Una primera observación que se puede constatar es que la atmosfera, cuando soplan ciertos vientos, a determinadas horas y en ciertas partes del mundo, se convierte en insana, no debido a la polución, en el sentido en el que normalmente hablamos de polución, sino a desequilibrios en su carga eléctrica. El equilibrio de la carga eléctrica del aire lo conocemos con el nombre de “ionización” y es vital para nuestra salud. Cuando se altera este equilibrio, nosotros, los humanos, nos podemos sentir mal, en el sentido de experimentar irritabilidad, depresión, fatiga e, incluso tener tendencias suicidas. También hay que decir que un porcentaje del orden del 25 por ciento de la población es especialmente sensible a estos cambios: se llaman persones “sensibles al tiempo”, en la literatura científica se les denomina “electrosensibles”.

A parte de esto, hay que tener en cuenta que el hombre, por si mismo, puede hacer el aire tan eléctricamente insano como la propia naturaleza. Con la diferencia que mientras la atmosfera natural normalmente es insana temporalmente, el hombre puede convertir su entorno en eléctricamente insano de manera permanente. En las ciudades de cualquier parte del mundo, en los automóviles y trenes, en los autobuses y aviones, en los edificios altos de oficinas y apartamentos, el hombre puede ser la causa de que el aire tenga una carga eléctrica tan errática que provoque serias alteraciones de la salud.

Muchas veces no relacionamos nuestro malestar con este desequilibrio eléctrico si no que lo atribuimos a alguna causa más visible como es el exceso de trabajo o el mal ambiente familiar.

Como veremos, podemos hacer que el aire sea insano, simplemente por usar una ropa inadecuada o utilizar materiales de construcción equivocados. Casi podemos afirmar que no es el tráfico de la vida moderna en les grandes ciudades lo que nos hace sentir mal, si no el desequilibrio eléctrico que ella comporta.

 

Iones positivos y negativos

En el medio ambiente y, por tanto, en el aire que respiramos, existe una cierta cantidad de electricidad estática. Esta electricidad es debida a la existencia de partículas cargadas, corrientemente denominadas iones.

Los iones, en el sentido más amplio, son átomos, moléculas o partículas diversas que han ganado o perdido electrones adquiriendo, respectivamente, carga negativa o positiva. Es decir si, por alguna circunstancia, un átomo o molécula neutra pierde uno o varios electrones aparece una carga positiva, debido a que predomina la carga positiva del núcleo. Se ha formado un ion positivo o catión. A la inversa, si el átomo o molécula incorpora a sus órbitas uno o más electrones, al predominar la carga negativa de los electrones sobre la positiva del núcleo, aparece una carga total negativa. Se trata pues de un ión negativo o anión. Los átomos de oxígeno tienen la particularidad de capturar fácilmente dos electrones libres, convirtiéndose así en iones negativos de oxígeno.

La relación de cargas positivas y negativas del aire es, normalmente, de 5 iones positivos por cada 4 de negativos, pero esta relación varía notablemente en función de las condiciones medioambientales o la polución.

Los iones negativos o aniones, se forman habitualmente en el aire por las descargas eléctricas de les tormentas i por las emisiones radioactivas. Otra fuente es la pulverización (o nebulización) de agua con la lluvia fuerte, en les cascadas, en las olas del mar cuando está agitado, y en los surtidores, entre otros. Se ha demostrado que cuando el agua se nebuliza, las gotas más grandes adquieren carga positiva y las más finas, carga negativa. Cuanto más fina sea la pulverización, más grande será la proporción de cargas negativas. Gran parte de la sensación agradable que nos produce una ducha fina reside en el aumento de la proporción de iones negativos en el aire y en la piel.

Por otro lado, los iones positivos o cationes, se forman por el efecto fotoeléctrico de las radiaciones ultravioletas solares, por el efecto de los diferentes campos electromagnéticos industriales, por los sistemas de calefacción y de aire acondicionado  y por numerosos aparatos electrodomésticos. Se pueden producir, también, por la fricción de materiales sintéticos, plásticos, fibras artificiales, etc. Al frotar los materiales aislantes, fácilmente se desprenden electrones orbitales, adquiriendo carga positiva. El aire expirado por las personas y animales es también rico en iones positivos. Existen, además, iones positivos grandes o pesados, que son aglomeraciones eléctricas alrededor de granos de polvo o “smog”, a los que también  se les denomina lentos per su escasa movilidad.

 

Efectos de los iones sobre la salud

La relación normal de iones positivos y negativos en el aire es, como se ha dicho, de 5 a 4. Una pequeña desviación hacia el lado positivo causa trastornos, especialmente en les persones sensibles, tales como hiperactividad del sistema nervioso central con inquietud, malestar, irritación, cefalalgias, agresividad, etc. Estos efectos de los iones positivos se atribuyen a un incremento de la secreción de serotonina.

Por otro lado, una atmosfera rica en iones negativos produce, tal como hemos dicho, relajación y sensación de “encontrarse bien”. Hay numerosos trabajos que muestran otros efectos beneficiosos de los iones negativos sobre los procesos respiratorios (bronquitis, sinusitis y asma bronquial). Se ha demostrado experimentalmente que toda persona que se mantiene en una atmosfera con predominio de iones negativos, alcanza al cabo de dos días una reducción del nivel de serotonina en sangre del 25%.

El aire inspirado experimenta una limpieza, podríamos decir, mecánica, que realizan los cilios de la tráquea y los otros conductos de paso de la laringe hasta los pulmones. Los iones positivos retardan esta velocidad de vibración, sobre todo si se trata de iones lentos o pesados provenientes de la contaminación y del humo del tabaco. En una atmosfera contaminada la movilidad de los cilios puede quedar disminuida de tres a diez veces. El aumento de la ionización negativa le permite recuperar su velocidad de vibración i, por tanto, la pureza del aire que penetra en nuestros pulmones.

Los iones negativos producen otra mejora que podríamos decir electroquímica. Se trata de lo siguiente: el oxigeno cargado positivamente es difícil de asimilar ya que los iones de hierro necesarios para formar la oxihemoglobina tienen también carga positiva y, per tener igual carga se repelen mutuamente y no pueden penetrar en los capilares pulmonares ni reaccionar con la hemoglobina. En cambio, los iones negativos de oxigeno, sí pueden atravesar fácilmente las membranas de los alveolos pulmonares, penetrar los capilares sanguíneos y formar oxihemoglobina.

Por otro lado se ha comprobado que la presencia de iones negativos en el aire incrementa la presión alveolar del oxigeno reduciendo la presión del dióxido de carbono y, por tanto, facilita la purificación de la sangre venosa.

La permeabilidad broncopulmonar es un factor que determina la denominada “fase de mezcla” de la respiración, es decir, el tiempo empleado para la entrada del oxigeno en la sangre y la salida del dióxido de carbono que contiene. La velocidad de este intercambio se eleva considerablemente cuando el aire inspirado es portador de iones negativos, pues el dióxido de carbono tiene carga eléctrica positiva y, por tanto, es atraído hacia el exterior.    

Un efecto importante de la ionización ambiental es la regulación de la tensión arterial atribuida a la modificación del equilibrio de la secreción de las hormonas angiotensina y bradiquinina. Se han realizado experimentos sobre grupos de personas hipertensas e hipotensas sometidas a una atmósfera de ionización negativa. Si bien ambos grupos mejoraron, la regularización de la tensión arterial fue más eficaz en el caso de los hipertensos que en el de los hipotensos. Según Tchijevsky esta regularización de la tensión arterial se debe a una compensación del efecto hipertónico vascular producido por la pérdida de carga negativa de las proteínas plasmáticas. Se ha propuesto también el uso de la ionización negativa como protectora del infarto de miocardio.

Un interesante efecto de los iones negativos es su acción antihemorrágica comprobada per Sulman entre otros. Estadísticamente está probado que les hemorragias postoperatorias son menos frecuentes en hospitales situados en zonas de fuerte ionización negativa. En diversos centros hospitalarios suizos (como también de Rusia y de Hungría) se han instalado generadores de iones negativos para evitar hemorragias en salas de parto y de recuperación. Según Sulman esta acción es debida al cambio de polaridad de los trombocitos.

También hay estudios que permiten comprobar que los iones negativos disminuyen el envejecimiento celular, probablemente, también, per un efecto sobre la polaridad de las membranas celulares.

El profesor Gualteriotti, director del Centro de Investigaciones de Bioclimatología Médica de Milán, realizó una serie de experimentos sobre animales que vivían en un ambiente de aire negativamente ionizado per procedimientos artificiales. El examen histológico de los testículos y ovarios de los animales expuestos a altos porcentajes de iones negativos durante noventa y seis horas mostró un estímulo claro del proceso de maduración de las células germinales comparado con el grupo control. Según este mismo autor un predominio de los iones negativos estimula la actividad sexual y tiende a que los hombres sean más fértiles y las mujeres más fecundas.     

En estudios realizados a partir de 1970 por el profesor Krueger, se ha investigado también la influencia de los iones positivos y negativos sobre la respuesta a infecciones virales en animales de experimentación, encontrándose que una desviación del aire inhalado hacia la zona de iones positivos y una disminución de los negativos aumentaba la tasa de mortalidad a más del doble. Al contrario, encontró que un aumento en el contenido de iones negativos elevaba considerablemente la capacidad de defensa de los animales y la tasa de mortalidad disminuía a menos de la mitad.   

Otro efecto beneficioso de los iones negativos que se ha descrito en la literatura científica es una cierta acción antitumoral a través de la activación de los linfocitos T “killers”. Así lo confirman los experimentos con ratones que ha llevado a término el investigador ruso Tchijewsky entre otros.

 

Las cargas electrostáticas, el medio ambiente y la meteorología

Existen zonas climáticas especialmente ricas en iones negativos donde se respira una gran sensación de bienestar. En ciertos casos se debe a la presencia de una pequeña proporción de materiales radioactivos que emiten radiaciones que ionizan negativamente el aire. En otros casos, la simple presencia de surtidores o cascadas es suficiente, tal como se ha dicho, para aumentar la proporción de iones negativos en el ambiente.   

Antes de una tormenta, los vientos, por la fricción entre nubes y con el suelo provocan una sobrecarga de iones positivos en el medio, lo que genera en nosotros el típico malestar antes de las tormentas con excitación y sensación de angustia. También, a menudo, esta sobrecarga positiva hace que aumente el dolor de viejas heridas, callos, etc. Muchos animales son especialmente sensibles a esta sobrecarga positiva que se produce antes de les tormentas.

Durante una tormenta, las nubes cargadas negativamente producen fuertes descargas eléctricas hacia donde hay carga positiva como es la superficie del suelo (rayos) o hacia otras nubes de diferente carga por efecto de la fricción entre ellas (relámpagos). Estas descargas generan una gran cantidad de iones negativos . Ello provoca que “después de la tormenta venga la calma”. Es decir, se siente una gran sensación de tranquilidad y bienestar.

Los vientos que soplan desde las zonas continentales (terrales), son los llamados “vientos malignos” o “vientos de las brujas”. Vienen cargados de iones positivos por efecto de su fricción con la tierra seca, al bajar de les montañas o al atravesar el desierto. Eso hace que la gente que recibe estos vientos tenga alteraciones del sistema nervioso.

-   El “Föhn o Foehn”, es un viento seco que sopla en los Alpes suizos procedente del sur, a comienzos de primavera y otoño y en Cataluña se le llama Fogony cuando baja de los Pirineos. Cuando sopla aumentan los suicidios, asesinatos y accidentes de tráfico en más de un 50%.

-   Cuando sopla el “Sharav”, viento del desierto de Israel y Oriente Medio, aumenta el terrorismo y la violencia, así como las depresiones y los suicidios. Estudios desarrollados en Israel muestran que, cuando sopla el Sharav, procedente del desierto, aumenta el número de suicidios y de atentados terroristas.

-   Efectos parecidos provocan el “Siroco” en Marruecos, el “Santana” en California y el “Chinook” al oeste del Canadá.

-   En Cataluña, a parte del ya citado “Fogony”, también nos sentimos alterados cuando sopla el “Ponent”. En un estudio llevado a cabo por el Hospital del Mar de Barcelona el año 2002 en 3000 personas, se revela que el viento seco procedente del interior triplica la posibilidad de tener un ataque de angustia en personas que habitualmente lo sufren. También es bien conocido el efecto de la “Tramuntana”, que baja de los Pirineos. Es costumbre decir que están “atramuntanados” aquellos que están afectados por el viento de “tramuntana”.

Por otro lado, los vientos de “marinada” traen cargas negativas procedentes de las olas del mar. Dan sensación de paz y bienestar. La misma sensación se siente cuando se está cerca de una cascada o de un conjunto de surtidores, con abundantes iones negativos. Todos sabemos que los jardines arábigos con numerosos surtidores ayudan a alcanzar un estado de relajación y paz.

Ciertos fenómenos geofísicos pueden producir, también, fuertes cambios en la proporción de iones atmosféricos. Tal es el caso, por ejemplo, de las erupciones volcánicas en las que se lanzan al aire, junto con las cenizas volcánicas, una gran cantidad de iones positivos, contribuyendo a hacer irrespirable la nube tóxica que generan.

En les fases de luna llena, la luna se acerca a la tierra y la carga eléctrica negativa de la luna produce una fuerte repulsión de la cara externa de la ionosfera, también negativa, que presiona y empuja a las capas inferiores de carga positiva que así se acercan a la superficie de la tierra. Esta carga ambiental positiva produce alteraciones nerviosas, descargas hormonales, hemorragias, inducción al parto, etc. Así:

-   El Dr. A. Lieber, de la universidad de Miami, analizó 2000 asesinatos ocurridos entre 1956 y 1970, y concluyó que los valores punta coinciden con fases de luna llena.

-   El Dr. N. Shealy, cirujano jefe de la clínica del dolor de la Universidad de Wisconsin, describió numerosos casos de hemorragias, en pacientes sometidos a operaciones que se realizan cuando hay luna llena. Durante siglos los cirujanos han recomendado no operar a los hemofílicos en esta fase de la luna.

-   Los tocólogos y ginecólogos saben que aumenta de forma espectacular el número de partos cuando cambia la fase de la luna.

La leyenda del hombre lobo, un hombre pacífico que en fase de luna llena se convierte en un ser agresivo y malvado, se fundamenta en este hecho.

Otros fenómenos astrofísicos como las tormentas solares, pueden también afectar la carga electrostática de la superficie terrestre y, por tanto, influir en nuestro estado físico y mental. Puede ser que algún día podamos, incluso, encontrar una conexión entre la ciencia y la astrología.

 

Ambiente rural y urbano

Como ya hemos comentado, el ambiente rural, sobre todo si se está cerca de un salto de agua, el mar encrespado o un riachuelo de alta montaña, propicia la relajación y la sensación de paz y bienestar. En cambio, en la ciudad, sobre todo dentro de los edificios más o menos masificados, se respira una atmósfera tensa y un grado elevado de excitación. Este hecho no solo se puede relacionar con la concentración de oxígeno, que varía realmente muy poco de un caso al otro.

En el ambiente rural abundan los iones negativos, mientras que en el interior de los edificios con alta concentración humana hay una elevada proporción de iones positivos; en parte por los propios habitantes, pero, sobre todo por las cargas electrostáticas, mayoritariamente positivas, producidas por electrodomésticos, aire acondicionado, ordenadores, luces fluorescentes y de bajo consumo, y además por el roce entre materiales sintéticos.

Como se ha dicho, en la naturaleza, la proporción de cargas positivas y negativas es de 5 a 4. En la ciudad y en ambientes cerrados, la proporción de iones positivos aumenta notablemente. Varía también en determinadas condiciones y zonas climáticas.

Si medimos el número de iones negativos en diversos ambientes encontraremos unas cifras parecidas a las propuestas por Tocquet:

-   Después de una tormenta cerca de 2.000 aniones por centímetro cúbico (cm3).

-   En el monte unos 1.500 aniones por cm3.

-   En el campo unos 750 aniones por cm3.

-   En una ciudad pequeña unos 250 aniones por cm3.

-   En una ciudad contaminada cerca de 50 aniones por cm3.

-   En el automóvil  no más de 10 aniones por cm3.

Es fácil de demostrar que subir una pequeña montaña requiere, en general, menos esfuerzo que subir las escaleras de un edificio en un ambiente contaminado.

En un trabajo realizado per Beckett, en EUA, se puso de manifiesto la relación entre ionización negativa y esfuerzo físico. Se sometió a un grupo de voluntarios a una fuerte ionización positiva durante veinte minutos, comprobándose que su capacidad respiratoria se había reducido en un 30%,  aparte de experimentar molestias como ronquera, garganta seca, dolor de cabeza, etc. Todos volvieron a su estado normal al exponerse durante 10 minutos a una atmósfera de iones negativos.

En la Unión Soviética, al finalizar la segunda guerra mundial, se realizó una interesante investigación con cuarenta atletas de ambos sexos alojados en habitáculos especiales y dotados de equipos de laboratorio para realizar les medidas pertinentes. Se les separó en dos grupos, unos recibían aire normal y los otros, aire con una fuerte ionización negativa. El grupo con aire ionizado mostró una resistencia media a la fatiga del 240 % más respecto al grupo de aire normal y la resistencia del grupo tratado siguió superior hasta 10 días después de cesar el tratamiento con iones.

 

Las jaulas de Faraday

Llamamos “jaula de Faraday” a un habitáculo aislado rodeado de paredes metálicas que impiden el paso de la electricidad del exterior al interior y al revés. Los iones que se generan dentro de la jaula de Faraday aislada difícilmente se pueden descargar. Tampoco pueden entrar ni salir los campos electromagnéticos.

En el automóvil se generan cargas positivas por la fricción del aire con la carrocería del coche, por el aire acondicionado, por el friegue continuado durante la marcha con los materiales plásticos del interior del automóvil y por las emisiones de los ocupantes. Estos iones no se pueden eliminar por el hecho de que el automóvil está aislado del suelo por los neumáticos, es decir se comporta como una “jaula de Faraday”.

Al conductor del automóvil, la alta concentración de iones positivos de su entorno, conjuntamente con la atención que requiere la conducción, le genera excitación y agresividad, sobre todo en días secos y ventosos, considerándose ésta la causa de muchos accidentes. Por esto se explica que muchas personas tranquilas y pacíficas cambien el carácter al coger el volante.

Algunas marcas de automóvil están estudiando la posibilidad de que sus vehículos salgan de fábrica con un sistema de producción de iones negativos.

Otro caso de jaula de Faraday de gran interés son las capsulas espaciales. Los primeros astronautas norteamericanos como Glenn y Carpenter experimentaron una intensa fatiga y perturbaciones fisiológicas después de breves estadas en el espacio. En principio estos trastornos no se podían explicar por la presión de oxígeno que se había mantenido perfectamente regulada.

Por otro lado, los astronautas rusos Nikolajev y Popovich no mostraron ninguna señal de fatiga en sus viajes espaciales realizados el mismo año 1962 a pesar de que la duración del viaje fue superior a la de los astronautas norteamericanos. La explicación no puede ser otra que, los rusos, mejores conocedores de los efectos de los iones, equipaban sus cápsulas espaciales  con lo que después se llamaron “unidades antifatiga”, que hoy son un elemento indispensable en todos los viajes extraterrestres tripulados y que, no son otra cosa que generadores de iones negativos.

 

El síndrome del edificio enfermo

Se conoce como “Síndrome del edificio enfermo” la patología que afecta a las personas que viven o trabajan en edificios de estructura tipo jaula de Faraday que impide el paso de la electricidad de dentro a fuera y al revés. Estos edificios tienen un alto contenido de iones positivos, con fuerte presencia de campos electromagnéticos y una ventilación deficiente. Realmente quien está enfermo, no es, evidentemente, el edificio, si no las personas que la habitan o trabajan, pero el causante es el edificio y sus instalaciones.

Son, generalmente, edificios de oficinas o viviendas de estructura metálica y vidrio o de hormigón armado, con pavimentos plásticos o moquetas acrílicas y pinturas sintéticas, con ordenadores y sistemas “wireless” (WIFI), lámparas fluorescentes o dicroicas y otras fuentes de campos electromagnéticos.

Las personas que pasan muchas horas en estos edificios experimentan patologías como sequedad y picor de los ojos, lagrimeo, nariz tapada, sequedad e irritación de la garganta, dolor de cabeza, debilidad, dificultad de concentración y depresión. Pero el síndrome más característico de los que habitan un edificio enfermo es la llamada “lipoatrofia semicircular” (LS).  

La lipoatrofia és una atrofia del tejido adiposo de localización subcutánea que se ha descrito en diversas partes del cuerpo como los muslos y antebrazos. En la mayoría de los casos, estas lesiones se muestran sin ninguna otra sintomatología. La LS se presenta en forma de lesiones semicirculares (de aquí el nombre) y puede adquirir forma unilateral o bilateral. Es reversible en todos los casos, cuando finaliza la exposición a los factores de riesgo que la provocan. Un seguimiento largo (de 11 años) así lo demuestra.

La etiología aún no está totalmente confirmada, pero debido al hecho de presentarse casi de manera exclusiva en edificios enfermos, hace sospechar que está relacionada con las características de estos edificios: cargas electrostáticas, campos electromagnéticos y mala ventilación, acompañadas de micro-traumatismos por presión.

Se ha podido constatar que en un 90% de los casos el empleado con LS trabaja en una mesa metálica con cantos delgados y un 30% se apoya en ella más que otros. Se cree que al presionar sobre la mesa en condiciones que favorecen una mayor electricidad estática, la descarga repetida favorecería la formación de las lesiones. El 87% de los afectados son mujeres (puede ser porque su tejido adiposo es más grueso) y el 7% son empleados de la limpieza (puede ser porque se apoyan frecuentemente en las mesas al limpiar). Para diagnosticar la LS es suficiente con exploración médica y no necesita tratamiento; eso sí, habrá que cambiar las condiciones de trabajo.

En todo caso conviene revisar los sistemas de ventilación general, la climatización y los sistemas de humidificación del aire, la instalación eléctrica de la mesa o lugar de trabajo, el tipo de suelo (natural o sintético) y si se ha hecho un tratamiento antiestático de las moquetas, alfombras y pavimento, y también comprobar los equipos eléctricos que puedan tener fugas y generar campos electromagnéticos como son los ordenadores, redes wifi, telefonía móvil, lámparas fluorescentes y dicroicas, etc. Para que un edificio se pueda catalogar como enfermo, los síntomas han de afectar como mínimo a un 20% de les personas que lo ocupan.

Un 30% de las oficinas catalanas presentan el síndrome del edificio enfermo, según estimaciones de la asociación de empresas vinculadas a la descontaminación del aire interior de estos inmuebles. El primer caso observado en Cataluña obligó en 2007 a desalojar 150 trabajadores de un edificio de Gas Natural de Barcelona. El último caso detectado, ha obligado a cerrar, este 15 de diciembre y durante tres meses, la biblioteca Agustí Centelles de Barcelona, después de afectar a 13 de sus 15 trabajadores e incluso algunos lectores de la biblioteca. Durante este período de cierre se harán las reformas necesarias parar evitar la aparición de nuevos casos.

La antes citada asociación empresarial de descontaminación del aire ha promovido una iniciativa para que las oficinas y edificios públicos se sometan a evaluaciones para disponer de un certificado de calidad del aire interior.

El 27 de marzo de 2008 el presidente del Comité Intercentros del Grupo Agbar  presentó a la Inspección de Trabajo una sospecha de brotes de abortos espontáneos entre trabajadores del edificio de la Torre Agbar de Barcelona y concretamente relacionado con las causas de LS. A partir de esta comunicación se decidió investigar cual era la tasa de abortos espontáneos clínicos en este grupo de mujeres y si estaba por encima de lo que cabía esperar. El estudio que duró un año y ocho meses se realizó sobre 54 mujeres embarazadas de la Torre Agbar, de las cuales 12 acabaron en abortos espontáneos. Este estudio concluye que no se puede considerar que se tratara de un brote de abortos atribuible al edificio enfermo. De todas formas, conviene que pensemos que muchos de estos informes están cuestionados por intereses políticos y empresariales, por lo cual  tienen una fiabilidad limitada.

Hoy se dispone de una serie de aparatos de ionización que, a la vez que filtran el aire de partículas contaminantes, generan iones negativos que mejoran la calidad del aire. Su instalación puede contribuir a mejorar eficazmente los edificios enfermos. El funcionamiento de los ionizadores se basa en un sistema emisor de un haz de electrones, que son capturados por las moléculas de oxigeno convirtiéndose en iones negativos. Los electrones se producían antes, como en los pararrayos, con un material radioactivo (polonio 210) rico en radiación beta (electrones) y pobre en radiaciones gamma perjudiciales por su alto nivel de penetración. El emisor tenía forma de aguja, lo que  permitía que los electrones saliesen por la punta de la aguja. Hoy se consigue la emisión de electrones con el uso de bobinas especiales (tipo fly-back), parecidas a las de encendido de los motores de los automóviles, que consiguen tensiones elevadas del orden de los 6.000 volts. Esta alta tensión aplicada sobre un conductor en forma de aguja produce un intenso haz de electrones que sale por la punta y que, incluso se puede observar directamente en una habitación obscura. A parte de producir iones negativos, los ionizadores tienen la propiedad de flocular las partículas de polvo o “smog” de carga positiva y las bacterias y hongos que pululan, mejorando la calidad del aire.

 

Descarga del cuerpo

Nuestro organismo genera y recibe cargas electrostáticas positivas y negativas de diversas formas. Recordemos que ya se ha dicho que el aire que respiramos, transporta iones positivos y negativos y que mediante los alveolos pulmonares les transporta a la circulación sanguínea que los reparte por todo el organismo. Por otro lado, los procesos metabólicos generan un número elevado de cargas, principalmente positivas, que hay que eliminar para mantener un buen estado de salud. En el proceso de eliminación interviene también el sistema respiratorio. El aire expirado contiene un buen número de iones positivos en forma de dióxido de carbono ionizado.

De todas formas no hay que olvidar otro mecanismo de captación y pérdida de electricidad del organismo humano; la piel. La piel humana y de los animales es un material semiconductor que, debido a la gran superficie que tiene, puede captar o perder cantidades importantes de electricidad. La conductividad de la piel se pone de manifiesto cuando tocamos, por ejemplo, la carrocería de un automóvil que ha acumulado cargas electrostáticas; se puede producir una chispa, que puede, incluso, causar dolor.

En este aspecto, el exceso de cargas positivas del organismo se elimina continuamente cuando se camina descalzo per un suelo de material conductor o semiconductor.

Por eso es conveniente que el suelo de las viviendas sea de materiales naturales como el mármol, la madera, o los ladrillos de cerámica porosa no vitrificada que, al retener la humedad ambiental, tienen una cierta conductividad, facilitando la descarga de les personas a través de la piel de sus pies. No pasa así con los materiales sintéticos de tipo plástico o de los materiales recubiertos de barnices acrílicos que son fuertemente aislantes y no permiten la descarga de los iones perjudiciales.

También se ha de tener en cuenta el tipo de calzado, ya que en nuestra cultura no es corriente caminar descalzo. Las suelas de cuero, de esparto o de otro material natural (excepto el caucho) son semiconductores y, al caminar sobre un suelo formado por materiales que dejen pasar los iones, poco a poco se va facilitando la descarga de los iones perjudiciales y se puede conseguir alcanzar lo que se denomina equilibrio bioeléctrico. En cambio, el calzado con suela sintética de material aislante no permite descargar el cuerpo, aunque se camine por un suelo conductor.

El famoso pediatra argentino Dr. Florencio Escardó publicó en 1983: “el calzado con suelas aisladoras (caucho o cualquier material sintético) impide la descarga a tierra de las cargas eléctricas que se producen en múltiples circunstancias en las que nuestro cuerpo puede cargarse a potenciales de decenas de millones de voltios. El chico se convierte en un condensador; y si de noche padece un “falso crup”, la mamá, por consejo del pediatra, lo lleva al baño, y abriendo la ducha lo somete a lo que ella (y el doctor) creen que es un baño de vapor, cuando en realidad es un baño benéfico de iones negativos. Un pequeño aparato productor de ellos y puesto en la mesa de la luz le hubiera ahorrado la ducha y el falso crup”

Si bien consideramos exagerado que un niño se puede cargar con decenas de millones de voltios, la advertencia es significativa, indicando como se puede descargar un cuerpos humano con un calzado adecuado (o sin) y neutralizando el exceso de cargas positivas con los iones negativos producidos por la nebulización de agua.

Muchos actos sociales, como dar la mano, hacer caricias o besar, provocan intercambio de cargas eléctricas, equilibrándose las de las dos personas que se comunican físicamente. Incluso se da el caso de saltar una chispa eléctrica perceptible al dar la mano a ciertas personas con alta carga eléctrica.

En este aspecto hay que tener en cuenta que las mucosas, sobre todo si son húmedos, son mucho más conductoras que la piel, lo cual favorece que el intercambio eléctrico sea mucho más intenso, por ejemplo, en los besos de película o en las relaciones íntimas.

Uno de los efectos que contribuye al efecto relajante de los masajes corporales es la descarga eléctrica que tiene lugar durante el tratamiento.

Otras formas de descargar rápidamente el organismo son la ducha y los baños. El hecho de liberarse de las cargas electrostáticas es parte de la sensación agradable que producen estas costumbres higiénicas.

 

Conclusión

El ambiente bioeléctrico es importante para nuestra salud física y mental. Hemos de procurar vivir en un entorno cargado, sobre todo, de iones negativos. Hay que cuidar el vestido y el calzado y huir de los edificios enfermos. Nos hemos de proteger de los campos electromagnéticos que generan la telefonía móvil, ordenadores, electrodomésticos y ciertos tipos de iluminación. Se han de emplear materiales naturales y pinturas adecuadas en suelos y paredes de nuestras viviendas y lugares de trabajo y, si es preciso, reforzar la presencia de iones negativos utilizando ionizadores de calidad y humidificadores que mejoren el ambiente bioeléctrico de las viviendas.

Les personas especialmente electrosensibles, que ya hayan experimentado molestias por culpa de les cargas electrostáticas, han de reafirmarse en tomar las medidas indicadas y huir de les zonas frecuentadas por los vientos malignos y otros fenómenos meteorológicos que generen iones positivos en cantidad.

Nuestra salud es nuestro bien más preciado, cuidémosla.

Gracias señores por su atención.

 

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